viernes, 17 de febrero de 2012

Amoríos platónicos que se aferran al corazón.

Con un hilo de voz, intento sostener mi cuerpo que se ve flaqueado de tantas emociones juntas. Tú siempre apareciendo cuando menos te espero, arrebatándome la razón por dos segundos… dos segundos en los que me dejo cautivar por tu sonrisa.

¿Sabes? Hay muchas cosas que me encantan de ti, pero lo que más me gusta de ti es que me encantas tú. Eres tan lindo, me provoca robarte tantos besos, dejarte anonadado, pero no puedo… debo retener mis impulsos, es lo único que detesto de ti: que no me perteneces.

Pero yo esperaré y perseveraré, no me rendiré. Te sonreiré siempre, tomaré tu mano, acariciaré tu palma y rascaré tu espalda sabiendo lo mucho que te gusta.

Quisiera decírtelo, ¿sabes? Es muy difícil callarme todo este embrollo en el que me metiste. Pero debo ser paciente.

Mientras, me recostaré en mis sentimientos, fijaré la vista en mis sueños y me escabulliré entre ellos, buscando tu sonrisa y tus ojos brillantes.

Ahora, me acercaré a ti con mi sonrisa más discreta, te saludaré y haré como si tu abrazo no significase más que un gesto cordial.

martes, 7 de febrero de 2012

El fino hilo entre el amor y la nostalgia.


Podría apostarle al destino que puedo vivir sin ti, pero no quiero arriesgarme a perder el dulzor de recordarte.

Tenemos una historia que quedó incompleta. Quizás entre tantos caminos que hemos recorrido, olvidamos finalizarla. ¿Cuándo fue la última vez que nos sonreímos? ¿Noviembre, octubre? ¿Quizás septiembre? No lo sé, cuando uno se enamora, pierde la noción del tiempo.

Recuerdo que antes, cuando todo estaba bien, te contaba todo. Cómo dormí, qué desayuné, sobre mi trabajo, mis estudios, sobre mi vida. Y tú igual. Sabíamos todo del otro, pero… ¿dónde quedó esa linda costumbre?

Darnos la espalda no fue nuestra mejor idea; ese hueco que dejamos en nuestra historia está comiéndose mi alma, siento que cada día pierdo un pedacito de mi esencia. Y siento que a ti te pasa lo mismo, no lo sé, y no puedo afirmarlo con seguridad, pero mi corazón lo siente. Estamos íntimamente unidos, más allá de los besos, de la picardía de nuestras sonrisas, más allá de las lágrimas que nos negamos a mostrarle a la gente. Es un lazo transparente, pero fuerte y hay algo en nuestras vidas que mantiene intacto el último hilo.

Estoy segura de que no te amo. Ya dejé de anhelar tus besos y tu dulzura. Pero… te extraño. No eras solo mi amante, también mi mejor amigo. Veo tus fotografías, esa radiante sonrisa y me siento amarga, sola. ¿Qué pasó con ese optimismo que me invadía sabiendo que seguíamos juntos?

Y no, no te amo, no te necesito, no te anhelo, pero cómo te extraño… Y siento que a ti te sucede lo mismo…