sábado, 17 de agosto de 2013

Las cosas que me enamoraron de ti

1. La inigualable y emocionante sensación de la primera vez que te tomé la mano. Sí, sí, ya se que te lo he repetido un millón de veces, pero es que no se me olvida.
2. Ver tu rostro entre el público en varias de mis presentaciones de danza.
3. La primera conversación por teléfono. Recuerdo que fue larga y recuerdo que me sentía con total libertad al hablar.
4. La chaqueta roja y su aroma.
5. Tu sonrisa de medio lado.
6. La forma en que me miras, como si quisieras ver más profundo.
7. Tu atrevimiento.
8. Los besos en el salón de clases.
9. Los besos en el sillón de mi casa.
10. Los besos en mi habitación.
11. Los besos en tu habitación.
12. Los besos en tu sala.
13. Verte y escucharte tocar la guitarra.
14. Escucharte hablar de música incluso cuando no entendía nada.
15. Que me escucharas hablar de cine incluso cuando no entendías nada.
16. Tus masajes.
17. Tu fuerza.
18. Cada uno de tus gestos.
19. ¡¿Cómo pude olvidarlo?! El primer beso, cuando escuchábamos Foo Fighters.
20. Tu forma de vestir.
21. Tu cuerpo.
22. Todo lo que me hablabas.
23. Las cosas que me decías al oído.
24. Tu estatura.
25. La forma en que cada parte de nuestros cuerpos encajan como si hubieran nacido para estar juntas. Nuestras manos, nuestros labios, nuestros brazos, nuestras piernas. La armonía entre tú y yo.
26. Las palabras hermosas.
27. La lista de cosas por hacer contigo.
28. Los planes.
29. Los secretos compartidos.
30. La confianza entre los dos.
31. La paz que encontramos el uno en el otro.
32. Tu aroma. Siempre, siempre hueles bien.
33. Las caricias.
34. Aquella mañana que... Bueno, bueno, if you know what I mean.
35. Poder hacer bailes y caras raras sin miedo a que vayas a pensar que estoy loca.
36. El primer chocolate que me regalaste. Era un Hershey's Cookies n' Cream.
37. Que me dejaras estar a tu lado para apoyarte cuando te sentiste solo.
38. La pasión que me haces sentir.
39. La forma en que haces que se me acelere el corazón cuando estoy contigo.
40. Darme cuenta de que todo me recuerda a ti.
41. Me haces feliz.
42. Me complementas.
43. Me enorgulleces.
45. Las ganas que me das de querer hacer todo bien. (Solo quiero enorgullecerte ¿sabes? Aprendo inglés, me esfuerzo en ser buena, quiero ser la mejor al escribir, al bailar, al imaginar, para que un día digas con orgullo "ey, esa es mi novia").
46. Tu secreto para caerle bien a todo el mundo.
47. Me haces sentir amada.
48. Me haces sentir diferente.
49. Me haces sentir bonita.
50. Me haces sentir especial.

Y hay tantas, tantas cosas... Es cada cosa que haces, que dices, que piensas, las que me hicieron enamorarme de ti, las que me hacen amarte ahora. Es tonto, tan tonto y absurdo el pensar que quizás pudiera preferir algo antes que a ti. El pensar que mi corazón, mi tiempo o mi mente le pertenece a otra persona. No ¡no! Es un pensamiento sin sentido, puesto que me siento tan entregada a ti, tan apasionada, que estar con alguien más me parece carente de lógica. Tu y yo. Juntos. ¿No es así? Vale la pena, vale toda la pena del mundo. Porque tu y yo juntos podemos contra lo que sea. Porque tu y yo somos como dos piezas de un rompecabezas que, aunque diferentes, estan hechas para encajar entre sí, sin forzarlas, sin esfuerzo y sin remedio, simplemente hechas para estar juntas, porque juntas son perfectas.

lunes, 23 de abril de 2012

Llega.


Te estoy esperando. ¿Por qué no vienes de una vez por todas? ¿Por qué tienes que hacerte de rogar? Lloro por tu ausencia todas las noches, me siento miserable y despreciada. Sueño contigo, me haces reír, te dedico canciones, y ni siquiera te conozco. Pienso en como nos veremos juntos, pienso en todas las formas de hacerte feliz, pero ¿como hacerlo? si no terminas de llegar. Te regalaré un chocolate, te tomaré de la mano mientras manejas, te felicitaré cuando logres algo e incluso puedo prepararte algo rico si quieres, lo prometo. Tan solo ven, deja que te ame. No quiero ser todo lo que te importe, solo quiero un pedacito de ti, eso no es tan difícil ¿verdad? Yo solo quiero conocerte y enamorarme de ti. Enviarte mensajes cursis ¿por qué no? Uno de buenas noches, y otro de buenos días. Solo quiero acostarme junto a ti, y escuchar los latidos acompasados de tu corazón. Seremos felices, no te haré daño, lo prometo.

viernes, 17 de febrero de 2012

Amoríos platónicos que se aferran al corazón.

Con un hilo de voz, intento sostener mi cuerpo que se ve flaqueado de tantas emociones juntas. Tú siempre apareciendo cuando menos te espero, arrebatándome la razón por dos segundos… dos segundos en los que me dejo cautivar por tu sonrisa.

¿Sabes? Hay muchas cosas que me encantan de ti, pero lo que más me gusta de ti es que me encantas tú. Eres tan lindo, me provoca robarte tantos besos, dejarte anonadado, pero no puedo… debo retener mis impulsos, es lo único que detesto de ti: que no me perteneces.

Pero yo esperaré y perseveraré, no me rendiré. Te sonreiré siempre, tomaré tu mano, acariciaré tu palma y rascaré tu espalda sabiendo lo mucho que te gusta.

Quisiera decírtelo, ¿sabes? Es muy difícil callarme todo este embrollo en el que me metiste. Pero debo ser paciente.

Mientras, me recostaré en mis sentimientos, fijaré la vista en mis sueños y me escabulliré entre ellos, buscando tu sonrisa y tus ojos brillantes.

Ahora, me acercaré a ti con mi sonrisa más discreta, te saludaré y haré como si tu abrazo no significase más que un gesto cordial.

martes, 7 de febrero de 2012

El fino hilo entre el amor y la nostalgia.


Podría apostarle al destino que puedo vivir sin ti, pero no quiero arriesgarme a perder el dulzor de recordarte.

Tenemos una historia que quedó incompleta. Quizás entre tantos caminos que hemos recorrido, olvidamos finalizarla. ¿Cuándo fue la última vez que nos sonreímos? ¿Noviembre, octubre? ¿Quizás septiembre? No lo sé, cuando uno se enamora, pierde la noción del tiempo.

Recuerdo que antes, cuando todo estaba bien, te contaba todo. Cómo dormí, qué desayuné, sobre mi trabajo, mis estudios, sobre mi vida. Y tú igual. Sabíamos todo del otro, pero… ¿dónde quedó esa linda costumbre?

Darnos la espalda no fue nuestra mejor idea; ese hueco que dejamos en nuestra historia está comiéndose mi alma, siento que cada día pierdo un pedacito de mi esencia. Y siento que a ti te pasa lo mismo, no lo sé, y no puedo afirmarlo con seguridad, pero mi corazón lo siente. Estamos íntimamente unidos, más allá de los besos, de la picardía de nuestras sonrisas, más allá de las lágrimas que nos negamos a mostrarle a la gente. Es un lazo transparente, pero fuerte y hay algo en nuestras vidas que mantiene intacto el último hilo.

Estoy segura de que no te amo. Ya dejé de anhelar tus besos y tu dulzura. Pero… te extraño. No eras solo mi amante, también mi mejor amigo. Veo tus fotografías, esa radiante sonrisa y me siento amarga, sola. ¿Qué pasó con ese optimismo que me invadía sabiendo que seguíamos juntos?

Y no, no te amo, no te necesito, no te anhelo, pero cómo te extraño… Y siento que a ti te sucede lo mismo…

domingo, 29 de enero de 2012

Un beso, un café.

En el momento en el que te conocí, no eras más que un resplandor escondido, sonriendo y buscando un corazón para quedarte.

Siempre noté que íbamos y veníamos por los mismos caminos, pero nunca nos detuvimos a observar quiénes éramos. Hasta que un día, un café lo cambió todo.

¿Cómo llegamos a ese lugar? ¿Por qué estaba contigo? ¿Por qué estabas junto a mí?

– La lluvia es agradable… – admití, en un instante donde la brisa otoñal me abrigaba de los problemas.

– Muy húmeda y fría para mi gusto, prefiero el calor. – decías, para luego tomar un poco de tu cappuccino.

– Dilo de nuevo. – te reté.

– Prefiero el calor. – afirmaste con un marcado tono de prepotencia, recuerdo que provocaste en mí una sonrisa pícara, casi maliciosa. – ¿Qué te resulta tan gracioso? – preguntaste con una mirada retadora.

– Nada. – y no pude evitar soltar una risita de burla.

– Entonces no sonrías. – decías, mientras recargabas tu espalda en el cómodo sofá.

– ¿Quién va a obligarme? – pregunté. Apoyé mis manos en la mesa, levantándome. – ¿Tú? – levanté una ceja, mostrándome escéptica. Sí, esa situación me encantaba.

– Sí. –

– ¿Ah, sí? ¿Y cómo? – sonreíste, y sin verlo venir, tus labios aprisionaron los míos. Me besabas de una forma que jamás había experimentado antes. No era un beso simple, tampoco pasional. Era… cálido, vicioso, era dulce.

– Ahora, termina tu café, se enfriará. A menos que te guste frío también. – decías mientras te sentabas, eso que había en tus ojos era… ¿picardía?

– No, lo tomaré. Por ahora, prefiero el calor. – me senté con rapidez, me sentía tan sumisa en ese momento. Y me gustaba ese sentimiento.

Sabía que el café y tus labios no eran lo único que emanaba calidez en ese instante. Mis mejillas también lo hacían.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mejilla.


La luz se fue. Risas, gritos, voces, y pánico. La piel se me erizaba y el sudor frío bajaba por mi espalda. Quería sujetarme a algo, pero no tenía nada. Luz, calma, la oscuridad se fue.

Y yo, dejando atrás ese momentáneo episodio de pánico, busqué con mis ojos un algo, o un alguien. Y te vi a ti. Me pregunté que qué hacías allí, más por curiosidad que por otra cosa. Me acerqué a ti, porque siempre me pareciste agradable. Un saludo, un intercambio de palabras, y sin haberlo visto venir, tus labios se estamparon en mi mejilla. ¿Por qué? ¿Por qué habrías de hacer eso? ¿Por qué siento un calor emanando de mis mejillas? ¿Por qué mis manos están inquietas?

Con un parpadeo, ya no estás en frente de mí. Te has ido, dejándome muchas dudas, y ninguna respuesta. Solo un beso en mi mejilla.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Amor imaginado.



Hola, sé que no me conoces, pero yo si te conozco a ti. Te miro todo el tiempo, esperando que me veas y nuestras miradas se crucen. Pero no es culpa mía mis ojos te buscan inconscientes, no lo pueden evitar. Cuando hablas con una chica la envidio inmensamente, desearía ser yo quien abrazas y con quien ríes, tener tan solo un minuto para decirte lo mucho que me gustas.
Se muchas cosas de ti, guardo fotos tuyas y las veo. No es que este loca por ti, pero me gusta ese suspiro que se me sale al verte, esa sensación cuando me hablan de ti, esa corriente que me recorre el cuerpo cuando se que estas cerca.
Quisiera, quisiera ser tu novia, que me tomes de la mano y decirte un puñado de cursilerías. Salir contigo al cine y besarte en los momentos aburridos de la película, ir a comer, tomar un helado, intercambiarlos y sentarnos a mirar la luna. Todo eso se me pasa por la cabeza cuando pienso en ti, cuando te veo, cuando escucho tu nombre. Y en lo tonta que estoy por ti, en lo mucho que me gustas, en las maneras de hacerte feliz si tan solo te dejaras, si tan solo se cruzaran nuestras miradas.